A medida que las nuevas innovaciones impulsan hacia adelante la inteligencia artificial (IA), se están haciendo grandes avances para mejorar la eficiencia, el rendimiento y la productividad en todas las industrias.
El mercado global de la IA ha despegado en los últimos años. Según UBS, en 2015 la industria de la IA era un mercado de $5 mil millones en ingresos y se esperaba que alcanzara una tasa de crecimiento anual del 20 por ciento, llegando a $12,5 mil millones para 2020. Para 2025, el tamaño del mercado de software de IA se prevé que alcance los $126 mil millones, según LearnBonds.
El McKinsey Global Institute estima que las técnicas de IA podrían crear entre $3,5 y $5,8 billones en valor anualmente en nueve funciones empresariales en 19 industrias en los próximos años. Esto representa aproximadamente el 40 por ciento del impacto anual total de $9,5 a $15,4 billones potencialmente habilitado por todas las técnicas analíticas. Además, Accenture afirma que para 2035, la IA duplicará las tasas de crecimiento de 12 países desarrollados y aumentará la productividad laboral hasta en un tercio.
Evolución de la automatización Aunque hay obstáculos técnicos y humanos considerable, es importante apreciar que la IA misma ha evolucionado dramáticamente, particularmente en los últimos 10 años.
“El aprendizaje automático, un subconjunto de la IA, ha sido un área de investigación durante más de medio siglo, pero sólo ha logrado un éxito transformador con los recientes aumentos de potencia de procesamiento y memoria y la disponibilidad de conjuntos de datos de entrenamiento muy grandes, a veces subproductos de la era de Internet”, explica Matt Hervey, socio y jefe de inteligencia artificial en Gowling WLG.
“Esto ha mejorado enormemente la visión por computadora y el procesamiento del lenguaje, lo que a su vez ha permitido la automatización sin precedentes de tareas que antes sólo podían hacer los humanos. Ejemplos destacados incluyen automóviles autónomos y diagnósticos médicos, pero la percepción de la visión y el lenguaje permiten la automatización de una amplia gama de tareas menores y de bajo perfil en todos los sectores.
“Los efectos de tal automatización no son claros para los expertos y el público por igual, por lo que las actitudes actuales hacia la IA pueden no durar”, agrega. “Lo que está muy claro es que los gobiernos, los reguladores, los legisladores y las empresas de todo el mundo son conscientes tanto del potencial económico de la IA como de los riesgos para la sociedad, incluyendo noticias falsas, desempleo masivo, pérdida de privacidad y desafíos a la autonomía y la dignidad humanas”.
Más recientemente, la pandemia de coronavirus (COVID-19) ha tenido un impacto significativo en la adopción de la IA, ya que las empresas respondieron a los desafíos de la productividad de los trabajadores durante la crisis. “COVID-19 ha acelerado la IA y sus aplicaciones en décadas”, dice Clare Lewis.
En conclusión, la inteligencia artificial está impulsando la eficiencia, el rendimiento y la productividad en diversos sectores, y se espera que el mercado global de la IA siga creciendo en los próximos años. Aunque existen desafíos técnicos y humanos significativos que deben superarse, la evolución de la IA en las últimas décadas ha permitido una automatización sin precedentes de tareas anteriormente realizadas solo por humanos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta los riesgos asociados con la IA, como la pérdida de empleos, la falta de privacidad y los desafíos a la autonomía y la dignidad humana. La pandemia de COVID-19 ha acelerado la adopción de la IA en muchos sectores, y se espera que la IA tenga un papel cada vez más importante en la mejora de la eficiencia y la productividad en áreas como la salud, la fabricación y la ciberseguridad. En última instancia, la IA tiene el potencial de mejorar significativamente nuestras vidas y transformar la economía mundial, pero también debe ser abordada de manera responsable y cuidadosa.